Tres manifestantes murieron en Bolivia por las heridas sufridas cuando policías y soldados reprimieron a tiros una marcha de partidarios del ex presidente Evo Morales en Cochabamba, en el centro del país, informaron hoy autoridades, con lo que sube a ocho la cifra de víctimas en esa protesta.
El representante en Cochabamba de la Defensoría del Pueblo de Bolivia, Nelson Cox, dijo además que otras 125 personas resultaron heridas y 110 manifestantes fueron detenidos, en la que fue la jornada más violenta desde la renuncia y salida del país de Morales.
La policía dijo que los manifestantes llevaban armas de fuego y objetos contundentes y que arrojaron bombas molotov a soldados y policías durante los enfrentamientos, y agregó que hubo varios heridos entre las fuerzas de seguridad.
La violencia se inició sobre un puente que une el municipio de Sacaba con Cochabamba y luego de que un grupo de 400 productores cocaleros intentaran llegar al centro de Cochabamba.
Militares y policías locales les impidieron el paso y trataron de convencerlos de que no avanzaran, pero las negociaciones colapsaron rápidamente y comenzaron los disturbios, informó CNN en Español.
El comandante de la Policía en el Departamento de Cochabamba, Jaime Zurita, indicó que la institución sólo usó agentes químicos, aunque dijo que los militares tenían armamento letal.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CISH) condenó el uso desproporcionado de la fuerza policial y militar en Cochabamba.
“Las armas de fuego deben estar excluidas de los dispositivos utilizados para el control de las protestas sociales”, dijo en un comunicado.
Zurita dijo que la policía se incautó de “petardos, hondas, palos con clavos, fierros, escopetas, bazucas artesanales, dinamitas y otros artefactos explosivos” que llevaban los cocaleros, y afirmó que se investigarán las causas de las muertes registradas.
La situación en Bolivia se ha ido agudizando tras las elecciones en las que Morales fue reelegido para un cuarto mandato consecutivo, entre denuncias de irregularidades que luego fueron corroboradas por un informe de la Organización de Estados Americanos (OEA), que pidió repetir esos comicios.
Morales renunció el domingo luego de que la policía se amotinara y que las Fuerzas Armadas lo presionaran para que dimitiera.
Al día siguiente viajó a México en condición de asilado, no sin antes pedir a sus bases condenar lo que él considera un “golpe de Estado”, que “se consumó” luego de que la senadora opositora Jeanine Áñez asumiera la Presidencia interina de Bolivia en una sesión legislativa sin quórum.
Áñez le advirtió ayer a Morales que tiene cuentas pendientes con la Justicia si regresa a Bolivia, por un supuesto delito electoral y presuntos casos de corrupción de su Gobierno.
funte: TELAM